Reveladora versión de Francisco Uribe sobre el caso de Yuliana Samboní

Francisco Uribe Noguera revela los detalles del momento desde que fue llamado por los Agentes del Gaula hasta el momento en que encontraron el cuerpo de Yuliana Samboní. Esta versión fue difundida por la periodista Darcy Quinn y confirmada por la fiscalía y la familia este jueves 15 de diciembre.

Según Darcy Quinn, Francisco Uribe Noguera estaba en un bazar con sus hijas en el Gimnasio Moderno, cuando llamaron a su esposa porque su automóvil está involucrado en el secuestro de una niña.

Al principio, Francisco piensa que se trata de una llamada de extorsión y cuelga, pero ante la insistencia cita a las autoridades en en el CAI de la calle 72. Cuando llega al CAI, luego de confirmar que los agentes eran efectivamente miembros del Gaula llama a su hermano varias veces pero este no le contesta.

Deciden ir al apartamento donde vivía Rafael en el auto del Gaula, porque Francisco no tiene automóvil, pero al llegar no encuentran a Rafael.

“Hablan con el celador. Examinan cámaras. Ven que a las 8:00 a.m. alguien, que podría ser un proveedor de droga (por la pinta a juzgar), se queda 20 minutos y sale. Luego, a las 9:00 a.m., sale Rafael en su carro, y lo hace, según el celador de una manera dubitativa: va a un lado, va al otro, echa reversa, echa hacia un lado… Finalmente arranca” cuenta la periodista.

Al mismo tiempo la esposa de Francisco, Catalina por petición de él, va al otro edificio donde vivía su hermano (el Equus 66, donde ocurrió el crimen). No ve el carro de Rafael por lo que decide preguntarle al celador quien “con una actitud sospechosa” empieza a mover los botones y a tratar de mirar en el citófono, y de repente le dice: ‘No, ahí no hay nadie’”

Catalina llama a Francisco y le comunica la actitud sospechosa del celador. Francisco le cuenta al fiscal y Catalina se dirige al edificio nuevamente. “Ahí es cuando la ve todo el mundo”, precisa Quinn. “Discute con el celador porque el celador no la quiere dejar entrar. Finalmente, ella logra entrar y tiene unas llaves que le había entregado la mamá. Pero esas llaves no abren la puerta del apartamento. Nadie le abre. Ella insiste. Llama. Timbra. Siente olor a cigarrillo. Ella sabe que Rafael fuma, y que ahí hay alguien. En ese momento son las 4:00 de la tarde”

Francisco baja y encuentra el carro de su hermano, donde ve el zapato de la niña “Aquí está pasando algo”, “Esta niña sí estuvo en este carro” se dice alertado. Sube de inmediato al apartamento, pero pese a su insistencia no le abren por lo que decide subir al último piso para tratar de entrar por la terraza. Entra por una marquesina, con mucho riesgo, pero no ve nada ni nadie dentro del apartamento. (La Fiscalía ha corroborado que en efecto Francisco entró por esa terraza. Ha encontrado sus huellas).

Finalmente logra entrar y no ve nada extraño, solo colillas de cigarrillos, y el aceite. Algo que no era raro para él, porque era un fetiche conocido de su hermano “Toda la vida ellos pelearon por el aceite, porque se untaba, porque dejaba todo untado en el baño… con aceite de oliva, aceite de cocina, aceite Johnson (hay correos en los que varias exnovias de Rafael se quejan de que él usa aceite)”.

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Luego de buscarlo y llamarlo por el apartamento Francisco logra encontrar a Rafael en un balcón. Lo ve “en mal estado, incoherente” y empieza a cuestionarlo sobre la niña. Rafael le contesta que la niña salió corriendo, que se cayó,pero en ningún momento le dice que la niña está muerta.

Francisco llama entonces a varios abogados para consultar qué hacer. Cuando uno de ellos le contesta le dice que ve a su hermano mal y le pregunta si puede llevarlo a una clínica, el abogado le dice que sí y le da vario nombre.

Según francisco eso es precisamente lo que hacen, por lo que no duró más de 50 minutos en el apartamento, tiempo en el que no vio nada más extraño.

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Francisco afirma que nunca se imaginó que Rafael había matado a la niña, él le habría creído, pero cuando el taxi iba por la calle 134, su hermano le en voz baja le confiesa “Le voy a decir la verdad: yo la maté”

“Francisco empieza a llorar. Le empieza a decir también en voz baja: ‘¡Usted qué hizo! ¡Por favor! ¡¿Qué pasó?! ¡Se tiró su vida! ¡¿Qué es esto que está pasando?! ¡Cómo mata usted a una niña! ¡Tiene la edad también de mi hija!’”, agrega Quinn. “Rafael le respondió: ‘Es que la niña empezó a gritar y yo la ahogué con la mano para que se callara. Fue un accidente’. Por supuesto, ellos se dan cuenta después de que esto es falso”.

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Francisco vuelve a llamar al abogado, quien le dice que debe informar a las autoridades. Entonces llama al Gaula desde la clínica Monserrate, donde atendieron Rafael. Luego va con los agentes al apartamento del edificio Equus. Miran en el jacuzzi, iluminan y encuentran el cuerpo de la niña, desnudo.

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