Columnistas
Cambiar en positivo Por: Rubén Darío Ceballos
Labor y tarea urgente de la nueva administración es atraer y captar inyecciones importantes de inversión nacional y externa, que aporten en manera robusta y dinámica innovaciones capaces de crear y desarrollar nuevos sectores e industrias con potencial para incrementar la productividad y el dinamismo de cadenas productivas en regiones enteras, lo mismo que reactivar industrias y regiones estancadas por haberse aislado de la dinámica competitiva global, pero con potencial de cobrar notoriedad dadas sus características, en el menor tiempo posible.
Las inyecciones de que hablamos, deben ser innovadoras, componente indispensable para modificar verdadera y realmente el equilibrio estancado de una economía como la nuestra que sistemáticamente condena día con día a una gran porción de la población laborar a la subocupación. El crecimiento económico de nuestro departamento, no es secreto para nadie, se encuentra muy por debajo de su potencial, lo que ha sido decisivo en gran medida en la suma de atrasos sociales que son pieza clave para el aumento desaforado de violencia e inseguridad.
No es tiempo de aplazamientos sino de acción. Los cambios son necesarios en el inmediato futuro. No se puede jugar ni apostar a esperar, lo que sería un suicidio producto de una ceguera política. A nadie en el Magdalena conviene un gobernador sin nada que ofrecer y sin la capacidad necesaria para sacarnos del marasmo en el que nos encontramos. No podemos saltar al abismo ni ser irracionales con la suerte del departamento. Es tiempo de dar un giro certero que convenza y no deje lugar a ningún género de dudas. Requerimos como estrategia eficaz para recobrar el crecimiento sostenido y rápido un eficiente proceso político de constructos y de consensos legítimos que permitan amplios márgenes de maniobra. Sólo la restauración de la concordia departamental y gobiernos respetables nos permitirán recuperar el desarrollo social y humano, el crecimiento económico y la esperanza, especialmente en los municipios mayormente afectados por el atraso y la presencia del crimen organizado, con todas sus secuelas de corrupción y violencia.
Que sea el 2016 el inicio de una nueva era de crecimiento y progreso. Busquemos las condiciones. Empecemos por darnos un Gobernador de verdad, capaz de darnos las condiciones para que la inversión llegue a nosotros, sobre todo donde la marginación es permanente. Apostemos a la infraestructura y capacitación necesarias para atraer y captar a la industria. Trae paz y prosperidad. Poner la mirada en el porvenir. Un departamento con políticas públicas y proyectos que nos lleven por sendas de progreso y bienestar.
Mientras sigamos negándonos a abrirle espacio a todo aquello que potencia a los sectores, industria y a todo cuanto pueda aportarnos un mayor potencial de innovación y crecimiento, nuestro crecimiento será mediocre; pero si nos concentramos activa y decididamente en atraer inversión innovadora e implementar una educación de calidad a quienes hoy se quedan sin ella, más pronto que después tendremos tasas de crecimiento suficientes para erradicar la pobreza.
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